20 jul 2014

La culpa

La culpa.



Es ese sentimiento que todos hemos conocido alguna vez, está ligado a los errores pero no siempre al perdón. Es aquella equitación que reduce nuestro orgullo, mostrándonos con dureza lo erróneo de nuestras acciones. La culpa es la huella que alguna vez todo dejamos en el sendero de alguien más. Esa cicatriz hecha por una afilada hoja.

Todos hemos cometido errores. Todos hemos sentido culpa

Es ese remordimiento que se convierte en deseos de viajar al pasado para evitar nuestras propias acciones. Queremos regresar, queremos evitarlo todo, pero no podemos, lo cual nos lleva a la impotencia de la realidad y la frialdad del presente. 

La culpa es un remolino de emociones 

Dicen que de los errores se aprende, nos hacen más sabios, pero ese es un minimizado consuelo cuando no podemos dejar de pensar en el error cometido.

Muchas veces cometemos errores por ignorancia, por estupidez, por miedo, por orgullo, por valentía, etc. Hay tantas formas de equivocarse que un acierto se convierte en un milagro; una flor crecida entre espinas. Pero no importa el cómo se cometió, un error es un error, y las consecuencias están ahí, siempre ahí.

Te tortura el presente y le escupes al espejo cuando sabes que te has equivocado. Te recriminas los errores una y otra vez preguntando el por que; "¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Dímelo ¿por qué?" pero no hallas explicación, solo desesperación pues ni tu mismo puedes justificar tus acciones.

Eres un ser patético. Sólo quieres dormir para que todo pase rápido,

¿Como liberarte de esas cadenas? Ojala lo supiera, pues yo, al igual que ustedes, he estado preso bajo su acero. Supongo que no hay forma de hacerlo, estas atrapado en el castigo divino sembrado por los Dioses en la mente de los mortales capaces de errar.

"Perdón" y "lo siento" se vuelven palabras vacías sin importar lo sinceras que sean. Sin importar el nudo que en tu garganta dejen. Sin importar la desesperación que tras ella se esconde. Están vacías. No tienen sentido.

¿Qué queda?

Nada

Llorar, rezar, rogar.

Aprender del error y jurar no volver a cometerlo. Desear que la cicatriz sane con el tiempo y todo vuelva a ser como antes, aunque sabes que así no sera. Esa maldita huella es imborrable

Así que disculpate, llora y luego vuelve a disculparte. Pero antes debes recordar algo muy importante.

Recuerda ese peso en tu pecho y ese nudo en tu garganta. Recuerda esas lágrimas en tus ojos y ese infinito tormento. Recuerda ese remordimiento y ese sentimiento que te corroe lentamente y te hace lamentarte una y otra vez. Recuerda ese dolor, y perdona. Perdona la próxima vez que alguien te falle a ti, pues se sentirá igual que tú.

Perdona y libera esa alma que súplica por tu perdón. Deten las caídas de esas lágrimas que se unirían a la de cientos de millones de personas que desean ser perdonados.

Todos cometemos errores, pero no todos perdonamos.

Siente el frío y el calor. El dolor y la alegría 

Odia y perdona

Pero antes, siente la cLa culpa.

Es ese sentimiento que todos hemos conocido alguna vez, está ligado a los errores pero no siempre al perdón. Es aquella equitación que reduce nuestro orgullo, mostrándonos con dureza lo erróneo de nuestras acciones. La culpa es la huella que alguna vez todo dejamos en el sendero de alguien más. Esa cicatriz hecha por una afilada hoja.

Todos hemos cometido errores. Todos hemos sentido culpa

Es ese remordimiento que se convierte en deseos de viajar al pasado para evitar nuestras propias acciones. Queremos regresar, queremos evitarlo todo, pero no podemos, lo cual nos lleva a la impotencia de la realidad y la frialdad del presente. 

La culpa es un remolino de emociones 

Dicen que de los errores se aprende, nos hacen más sabios, pero ese es un minimizado consuelo cuando no podemos dejar de pensar en el error cometido.

Muchas veces cometemos errores por ignorancia, por estupidez, por miedo, por orgullo, por valentía, etc. Hay tantas formas de equivocarse que un acierto se convierte en un milagro; una flor crecida entre espinas. Pero no importa el cómo se cometió, un error es un error, y las consecuencias están ahí, siempre ahí.

Te tortura el presente y le escupes al espejo cuando sabes que te has equivocado. Te recriminas los errores una y otra vez preguntando el por que; "¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Dímelo ¿por qué?" pero no hallas explicación, solo desesperación pues ni tu mismo puedes justificar tus acciones.

Eres un ser patético

¿Como liberarte de esas cadenas? Ojala lo supiera, pues yo, al igual que ustedes, he estado preso bajo su acero. Supongo que no hay forma de hacerlo, estas atrapado en el castigo divino sembrado por los Dioses en la mente de los mortales capaces de errar.

"Perdón" y "lo siento" se vuelven palabras vacías sin importar lo sinceras que sean. Sin importar el nudo que en tu garganta dejen. Sin importar la desesperación que tras ella se esconde. Están vacías. No tienen sentido.

¿Qué queda?

Nada

Llorar, rezar, rogar.

Aprender del error y jurar no volver a cometerlo. Desear que la cicatriz sane con el tiempo y todo vuelva a ser como antes, aunque sabes que así no sera. Esa maldita huella es imborrable

Así que disculpate, llora y luego vuelve a disculparte. Pero antes debes recordar algo muy importante.

Recuerda ese peso en tu pecho y ese nudo en tu garganta. Recuerda esas lágrimas en tus ojos y ese infinito tormento. Recuerda ese remordimiento y ese sentimiento que te corroe lentamente y te hace lamentarte una y otra vez. Recuerda ese dolor, y perdona. Perdona la próxima vez que alguien te falle a ti, pues se sentirá igual que tú.

Perdona y libera esa alma que súplica por tu perdón. Deten las caídas de esas lágrimas que se unirían a la de cientos de millones de personas que desean ser perdonados.

Todos cometemos errores, pero no todos perdonamos.

Siente el frío y el calor. El dolor y la alegría 

Odia y perdona

Pero antes, siente la culpa


No hay comentarios.:

Publicar un comentario